Carmencita: con Chile entre las páginas
Carmencita es una novela íntima que despoja la idealización de la familia como un lugar seguro y feliz. Parte de la nueva bandada de Trazos de Aves y escrita por Cherié Quidel Núñez, nos presenta la historia de tres hermanas que se descubren dentro de un entorno de violencia, delineando sus creencias, ideologías y sexualidad.
Enmarcada en la colección Pluma Violeta de la editorial, donde se clasifican «libros conmovedores escritos por mujeres y sobre mujeres, con una mirada feminista e inclusiva que celebra la resiliencia y el descubrimiento de la identidad», la novela describe la fuerza, amor y protección de la hermandad y aquello de qué son capaces las protagonistas para defenderse a sí mismas y a quienes aman.
Carmencita, un retrato local
Este libro podría haber sido una novela centrada en la (super)vivencia de tres hermanas en un hogar con un padre maltratador, una madre fallecida y un sistema que falla en protegerlas; y se parecería, lamentablemente, a muchas realidades.
Sin embargo, Carmencita no es solo eso. No es cualquier novela y no está situada en cualquier lugar. Pues entre sus páginas se recorre un Chile con infancias, vidas, culturas e instituciones vulneradas.
Un asado de 18 de septiembre, un padre pinochetista, un historial con represión política y familia mapuche son parte de los elementos claves que evidencian su localidad en nuestro país.
Tales piezas, mezcladas con la intolerancia, la homofobia, el machismo, la indiferencia y la violencia son lo que vuelven la vida de Carmencita, Gabriela y Teresa un suplicio.
Sobre sus componentes principales
Un mes. Un mes exacto de vida es lo que se relatan en las 90 páginas del libro. Un mes donde descubrimos tres personajes entrañables, con personalidades características y una historia de constante lucha oculta.
El texto, narrado bajo la mirada de Carmencita, cuenta con una pluma dinámica y rápida que se mezcla con el tono jovial de la protagonista, el cual poco a poco va denotando, a través de acciones, la violencia y el dolor que se vive dentro de su hogar:
Por suerte la cubetera estaba llena. A veces, cuando no me percataba, no había hielo y Teresa lo necesitaba urgentemente. Trataba de preocuparme por nuestro abastecimiento porque el papá era impredecible.
Página 33.
Y es que contamos con un personaje masculino que supone el pilar de los problemas: su padre. Un hombre que aplica la violencia física y psicológica contra cualquier cosa que vaya en su contra, incluso, una opinión.
Marcado por un régimen dictatorial, reniega la ascendencia mapuche de sus hijas por parte de su madre, amenaza y agrede ante cualquier molestia y aborrece cualquier orientación sexual fuera de la heterosexualidad.
En su contraparte, tenemos a Carmencita que con su pluma escribe sobre un Chile rojo como la sangre que recorre su hogar; a Teresa, quién asumió públicamente la ascendencia de su madre y sueña con irse con su abuela mapuche; y a Gabriela, rebelde y con una relación lésbica.
Pero, ¿cómo luchar contra quién tiene el poder sobre ti? ¿Cómo luchar sin los recursos necesarios para vivir? ¿Cómo subsistir sin el apoyo de las instituciones que deberían proteger sus derechos? Estas son preguntas que se hacen estas tres hermanas -y probablemente muchas jóvenes más-.
Aspectos finales
Si bien, el libro se centra en la vida de las tres hermanas bajo la mirada de Carmencita, estas se componen de diversos elementos y Cherié no lo olvidó. Pues la autora concede unas páginas para reconocer algo propio de la juventud: la sexualidad.
Narrada bajo una primera persona, el libro expone la curiosidad, lo socialmente bien o mal visto y la exploración; así como hace referencias a películas nacionales y LGBTIQ+.
De esta manera, el libro cierra con una ambientación y contenido redondo, completo y coherente; y es que Carmencita puede ser cualquier otra.
Si te gustó esta reseña, te recomendamos leer «Hijas de Nadie» de Celeste Busso, publicado bajo la misma editorial.