Hijas de nadie: sobre el abandono y otros dolores

 Hijas de nadie: sobre el abandono y otros dolores

«Hijas de nadie» es la reciente antología publicada por la editorial Trazos de Aves. Escrito por Celeste Busso, el libro cuenta la historia de Marcelita, Cristina, Juliana y Lorena, cuatro niñas que vivieron infancias vulneradas y carencia familiar.

En sus 59 páginas, narra desde voces niñas y adultas las repercusiones del abandono a través de lo que parecen ser situaciones «comunes»: una niña que investiga el caso de un robo, una mujer en el funeral de su madre, una niña que quiere bailar ballet como su hermana, y una mujer en una salida con sus amigas.

Así parte Hijas de Nadie, pero no termina.

Hijas de Nadie: pluma y relatos

Hijas de Nadie, como se mencionó anteriormente, presenta cuatro relatos provenientes de diversas voces y personalidades que, además, se encuentran escritos a con distintos tipos de narradores. Es decir, la autora no se quedó en una zona de confort narrativa y explayó su pluma con distintas formas de narrar y distintos niveles de profundidad.

Celeste Busso no repara en romantizaciones de la violencia, pero si personifica bien a sus personajes, dotando de la mirada inocente de la niñez a cada una de sus protagonistas, y de la mirada adulta y nostálgica de la infancia que no fue.

«Nadie quiere una madre borracha, ¿sabes, ma?, yo tampoco la quería; pero eras mejor que el padre de Daniel, que le sacaba la mierda cada dos días, por lo que fuera, y si se emborrachaba justo el día que no le tocaba, le pegaba igual, para que no perdiera la costumbre, decía».

Página 28.

En sus relatos, la investigación del robo se convierte en el abandono de un padre; el funeral de una madre en un desahogo hacia una madre borracha; la admiración hacia una hermana en desconfianza; y una grata salida con amigas en recuerdos que traen la pena.

Pero la vida es mucho más que situaciones puntuales y su autora lo sabe. No es sólo el abandono de padres, es su ausencia en la presencia, la indiferencia a la infancia, el adultocentrismo y cómo todos estos hechos forman a una persona, su personalidad y sus relaciones sociales.

«Se arrodilla y le reza a Dios. A ese Dios que le muestran las monjas del colegio. Le reza y le pide que le dé voluntad para observar mejor a su hermana y aprender de memoria la coreografía. Le reza para que le abra los párpados de los oídos para siempre. El sábado temprano se da cuenta de que otro día más Dios no ha escuchado sus rezos».

Página 41.

Hijas de Nadie son las repercusiones en la adultez, los dolores que quedan como una espina en el corazón y que reflejan las consecuencias de una etapa de la vida precarizada e ignorada. Es la búsqueda de refugios, en un cuaderno, en una afición, en un Dios.

Hijas de Nadie son historias ficcionadas con muchas palabras de verdad.

Palabras finales

El libro, como parte de la colección Pluma Violeta, esta escrito por una mujer, es sobre mujeres y cuenta con una mirada feminista e inclusiva.

Si bien, cada relato es un fragmento de la vida de cada protagonista, son mujeres que se han enfrentado a una adversidad en común: la soledad y, si tuviera que imaginar el cierre de sus vidas, me quedaría con esta cita:

«Sin embargo, la clase de hijas que más me gusta son las que han sufrido, como tú y yo. Esas que sufren pero no inundan el suelo con lágrimas, sino que más bien se acomodan las heridas y se pintan la cara para la guerra con la sangre que les ha caído».

Página 19.

Si te interesa saber sobre otros libros de la colección Pluma Violeta, te invitamos a leer la reseña de «Funerales».

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