Nada muy serio o ¿si lo es?
En este libro, “Nada muy serio”, escrito por Jessica Araya y publicado por la Editorial La Secta, nos encontramos con una historia que aborda la precarización y el maltrato laboral, los callejones sin salida del sobrevivir diariamente una realidad que nos transgrede, que nos deja vacíos/as, en la que desaparecemos.
“Me vuelvo a sentar y sigo sin poder creer que alguien quiera sacarse una foto ahí, hasta Nueva York con olor a meado es mejor lugar, aunque no me sacaría fotos en ningún lugar, me da miedo ver que la imagen salga vacía o que me falte una parte”.
Desaparecemos en los espacios que habitamos, en el metro, en la calle, en el trabajo.
Desaparecemos en las horas de nuestra vida que destinamos a cumplir con las expectativas y las exigencias ajenas y en ese ritmo nos vamos desdibujando.
Vamos cayendo en el sin sentido de estos tiempos, como si en otros tiempos las otras vidas hubieran tenido alguno.
Tal vez sea porque la persona que reseña «Nada muy serio» también es mujer o pertenece a una generación cercana a la de la autora, pero lo cierto es que lo que vive la protagonista, “Sofía”, nos recuerda lo que también nosotros/as hemos vivido.
Un libro donde «nada es muy serio»
Relaciones fallidas, amistades que resisten en el tiempo y acompañan, humillaciones de nuestros “monstruos”, Tinder, notificaciones que desconocen horarios, rutinas que nos dejan en ruinas, falta de dinero…
Recorrer este relato es sumergirse en vivencias reales y transversales que están expuestas como si se tratara de un diario de vida.
Uno en donde las ideas siguen frescas y latentes, como si fuera un escrito mental de pensamientos, conversaciones y sentimientos.
Hay mucho de verdad y también de mentiras disfrazadas de verdad, de esas que nos obligamos a creer para no romper la cronología de nacer-estudiar-trabajar-morir.
Es una denuncia, de una “patria empresarial que exige a su clase trabajadora joven experiencia laboral pero ningún futuro”.
Y aunque la tónica del libro pareciera ser sombría, como toda obra magistral es capaz de ser tragedia y comedia a la vez.
Se agradece la simpleza del relato que no trata de ser lo que no es.
Se mantiene en la cotidianeidad, los horarios y las rutinas para deslizar grandes temas y profundas reflexiones.
En resumen, leer este libro es hacerse un favor a uno/as mismo/a.
Si te interesó este libro, te recomendamos leer «Me gusta cuando hablas» de Loba Ediciones.