Habitaciones: en búsqueda de un hogar

 Habitaciones: en búsqueda de un hogar

Habitaciones es uno de los recientes libros que forma parte de la nueva bandada de la editorial Trazos de Aves. La antología, escrita por Vera Zepeda, reúne siete relatos centrados en la búsqueda de un hogar.

Parte de la colección Pichón, la cual es «un escenario donde autoras y autores emergentes, con limitada o ninguna experiencia previa publicando, encuentran su espacio para compartir sus voces y dejar que sus relatos vuelen como aves en busca de nuevos horizontes», contiene relatos inéditos destacados por premios nacionales:

  • Vanesa, cuento premiado en los Juegos Literarios Gabriela Mistral (2023, categoría juvenil).
  • Habitaciones, relato reconocido con mención honrosa en el Premio Roberto Bolaño (2022, cuento).

Sobre las Habitaciones

Habitaciones es un libro de ficción que recorre distintos lugares, realidades y representaciones de Chile, teniendo como tópico, la búsqueda de un lugar que habitar.

En ese sentido, hay una frase en el relato Habitaciones que puede ser muy representativa de la base y la línea que siguen los textos presentes en la antología:

«Una vez me lo dijo: que yo parecía un envase de plástico vacío y que me iba llenando cada vez que conocía una persona nueva».

Extracto de Habitaciones, página 100.

De eso se trata ir a la deriva, de no encontrar un espacio, de ir de habitación en habitación buscando una pieza a tu medida y no encontrarla jamás, de encajar y qué podemos hacer para lograr ese objetivo.

Es así, como vemos textos que incomodan pasando por temas como la religión, sexualidad, relaciones sexo afectivas y los cimientos de la familia, entre otros, que se construyen en ambientes precarios, forjando carencias internas en los personajes principales de cada relato.

Las piezas de Vera Zepeda

Vera aborda sus cuentos de forma creativa y dinámica, presentando diversos ritmos y narradores. En Vanesa, por ejemplo, podemos ver una problemática de la comunidad LGBTIQ+ narrada desde la mirada de una mujer heterosexual que, en vez de restar, suma a la relevancia y profundidad del tópico que trata.

Cada ambiente -físico y psicológico- está muy bien construido mediante sus palabras. Utiliza los sentidos de los protagonistas, como el olfato y el tacto, para transmitir el entorno, la incomodidad de los personajes y enfatizar en distintas emociones, como el asco.

De esta manera, va cargando y dejando al final de cada relato un sabor a dolor, nostalgia y amarga tristeza (como un punto positivo).

Otro de los puntos interesantes de Habitaciones es que están ambientados en el norte de Chile, rescatando, en esencia, su aridez, tanto de Antofagasta como de los núcleos familiares y las relaciones interpersonales de los personajes.

Pues cada relato aborda realidades crudas y fragmentadas: la lucha interna entre tus valores y la religión, una infancia vulnerada, el abandono del hogar, el cuerpo como forma de escape, convivir con lo repulsivo y vivir en la precariedad y el desabastecimiento, entre otras.

Habitaciones es un libro con una pluma afilada, sin miedo, sin límites, sin adornos. Su intención no son los finales felices, son los finales reales y, en consecuencia, abrumadores.

Si te interesó el libro te invitamos a leer la reseña de «La trilogía del pop» de Matías Díaz Huirimilla.

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